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Riesgo para un recién nacido por juntarlo con un niño de 2 años no vacunado

Fecha: 
18 agosto 2023
Leído 866 veces
Pregunta

Hola, Voy a ser madre y me encuentro en la siguiente situación: a mi sobrina de 2 años no le han puesto ninguna vacuna (sus padres están en contra...) y querría saber cuál es el riesgo real (y de qué enfermedades) para mi hijo recién nacido mientras no esté vacunado él. Querría tener información lo más objetiva posible para poder tomar una decisión sobre si permitir el contacto con esta parte de la familia, esto puede crear un conflicto familiar importante y cualquier decisión quiero tomarla bien informada. Además, esta información me resultará útil para mi propia profesión. Muchas gracias de antemano por la ayuda. Atentamente

Respuesta

El riesgo real que supone un niño no vacunado para su entorno próximo es, ciertamente, bajo o muy bajo (aunque no podemos asignar una categoría numérica que cuantifique este bajo nivel de riesgo). Y es bajo en nuestro contexto, precísamente, porque en España las coberturas de las vacunaciones infantiles son elevadas, muy buenas en general. Esto supone que la circulación de microorganismos en la comunidad está reducido hasta niveles en los que el riesgo de exposición a los mismos es muy bajo.

El mayor riesgo de un niño no vacunado es para sí mismo, y solo excepcionalmente para los demás. Otra cosa sería que el rechazo de las vacunas se extendiera, de forma que el porcentaje de no vacunados hiciera peligrar el nivel de inmunidad colectiva en la comunidad. Por ejemplo, en este último caso, para otros niños no vacunados porque no han llegado a la edad de vacunación (caso de un niño menor de un año expuesto al sarampión).

No todas las vacunas funcionan igual. Por ejemplo, las vacunas del tétanos y la difteria solo protegen al vacunado (enfermedades ambas terribles antes de las vacunaciones, desaparecidas después). El tétanos no se transmite de persona a persona, por lo que un no vacunado enfermo no supone un peligro para los demás, vacunados o no. La vacuna de la difteria evita la enfermedad pero no la posibilidad de transmisión a otra persona (que si está vacunada no sufrirá la enfermedad, pero si no está vacunado puede sufrirla y morir por ello, o sea que es el no vacunado el que corre con el riesgo). Para ambas enfermedades, las vacunaciones comienzan a los 2 meses de edad.

Hay otras enfermedades, como el sarampión, que funcionan de otra forma. Esta es una enfermedad que, en nuestro medio, suele ser una enfermedad no grave (aunque algún caso grave puede ocurrir, consulte este enlace), pero que si afecta a niños o adultos con alguna condición de salud precaria el pronóstico es distinto y más serio. La vacunación protege al vacunado y a su contexto próximo, pues reduce o casi elimina la transmisión. La primera dosis de la vacuna del sarampión se administra al cumplir 12 meses. Todos los lactantes hasta llegar a esa edad son susceptibles (los anticuerpos maternos protegen un poco los primeros 3-4 meses, después probablemente ya no; la lactancia materna es un factor protector en general). Es cierto, por otro lado, que el riesgo de infectarse de sarampión un niño de 2 años no vacunado es bastante bajo (pues más del 95% de los niños de esta edad están vacunados) pero no cero (si se infecta -lo que es poco probable por lo que se ha comentado- sí podría trasmitir la infección a un lactante menor de un año no vacunado por edad).

De otras enfermedades se vacuna ya a los 2 meses (neumococo, meningococo, Hib), por lo que es poco probable que un niño no vacunado suponga un riesgo relevante a partir de esa edad (se estima que las dos primeras dosis de estas vacunas -hacia los 4 meses de edad- ya proporcionan una protección apreciable al lactante). 

El caso de la polio es peculiar también, por sus implicaciones globales, a nivel mundial. Es una enfermedad terrible, con una mortalidad elevada y una frecuencia de secuelas graves permanentes también elevada, como habrá visto a través de fotos de niños afectados hace varias décadas. El mundo está a un paso de erradicarla, pero hasta que eso ocurra, si se baja la guardia (si flojea la vacunación), volverá sin duda a nuestras vidas. Solo manteniendo coberturas elevadas en los niños, en todos, todos los países, podremos conseguirlo. No vacunar a un niño es muy insensato.

Esperamos que estos argumentos le ayuden a decidir. Recuerde que en lo que a su hijo se refiere, la mejor protección frente a los riesgos de los niños no vacunados, es vacunarse a tiempo, sin demoras innecesarias, según marca el calendario vacunal oficial (muy bueno en todas las comunidades autónomas, en especial en la suya, Galicia) y las opciones de ampliación de la protección que recomendamos desde la Asociación Española de Pediatría (rotavirus, en su caso).

Destacamos dos ideas entre todo lo dicho:

  • El mayor riesgo de un niño no vacunado es para sí mismo, y solo excepcionalmente para los demás.
  • La mejor protección frente a los riesgos que suponen los niños no vacunados, es vacunarse a tiempo, sin demoras innecesarias, según marca el calendario vacunal y las recomendaciones vigentes.

Por lo que le recomendamos que mantenga la calma, tal vez sea mejor evitar el conflicto familiar, tratar de conversar con la familia del niño no vacunado e intentar de forma sincera y amistosa hacerle ver los riesgos reales especialmente para su propio hijo.

No solo en su caso, para todos los casos: limitar los contactos de recién nacidos (y hasta sus primeras semanas de vida) con otros adultos y niños más allá del círculo familiar más próximo (sobre todo si tienen síntomas de resfriado u otra enfermedad, aunque sea leve) es siempre una actitud prudente (aunque todos sabemos que en la práctica no siempre es fácil de gestionar).

Puede consultar otras fuentes, como:

Un saludo,